Los habitantes de Oceanía y su vínculo con el pasado: el homínido de Denisova corre por sus venas

El origen de los Denisovanos

La especie humana actual, en sus múltiples formas y colores, pertenece en su totalidad a la nomenclatura biológica de Homo Sapiens, aun cuando hace un tiempo se utilizaba el nombre de Homo Sapiens Sapiens, puesto que se pensaba que el Hombre de Neanderthal era una subespecie del Homo Sapiens. Sin embargo, siempre se ha especulado que a lo largo de su historia, nuestra especie de ha apareado con otros homínidos, como el Neandertal y Denisovano.

Este último Homo, cuyo descubrimiento es de menor data, fue ratificado como una especie diferente a los neandertales y los Homo sapiens, y se confirmó que habría compartido con los neandertales un ancestro de hace unos 650.000 años, mientras que con los humanos modernos su lazo se habría producido hace 800.000 años.

Actualmente, es sabido que el ADN de los neandertales se encuentra en todas las poblaciones no africanas de los humanos modernos, pero un estudio agrega ahora que los habitantes de Melanesia, en Oceanía, conservan en su genoma entre el 1,9% y el 3,4% de herencia procedente de los denisovanos, a pesar de que sólo se conservan de ellos algunos restos de un individuo hallado en Siberia. Este estudio se basó en el análisis de las secuencias del genoma de 1.523 individuos de todo el mundo para conocer la influencia genética de estas dos especies de Homo extintas, sobre los humanos de hoy.

Lo anterior, evidencia el cruce sexual interespecies del que siempre se creyó y, además, parece venir a demostrar, nuevamente, que la evolución humana no es fruto de una sola rama evolutiva, sino que es la combinación de diferentes géneros y especímenes. Se cree, por ejemplo, que los melanesios –los habitantes de Oceanía que viven desde el occidente del mar de Arafura hasta el sur de Australia– llegaron a Oceanía desde África, aunque se desconoce su posible ruta.

Lo que nos une con los neandertales

Además de los oceánicos y el denisovano, el hombre moderno, como ya se dijo, cuenta con resabios genéticos provenientes del neandertal. Sin embargo, la secuenciación del ADN de un humano de 45.000 años, lograda en 2014, confirmó ese vínculo. Se tiene conocimiento, inclusive, de que hasta un 20% del genoma del hombre anatómicamente moderno es proveniente del hombre de Neandertal.

Si bien cuando el hombre moderno y el de neandertal se encontraron y se reprodujeron, ambas especies estaban al filo de la incompatibilidad genética, hace unos 50 o 60 mil años. Producto de aquello, la selección natural se encargó de eliminar ciertas mutaciones perjudiciales e ir dejando almacenado sólo aquello beneficioso o, al menos, inocuo para el desarrollo de la especie.

La explicación a esa incompatibilidad es el hecho de que los neandertales y los hombres modernos, al encontrarse, poseían casi 500 mil años de separación evolutiva, por lo que sus diferencias eran más grandes que las que pueden encontrarse entre los actuales africanos y occidentales, perfectamente compatibles y separados por no más de 100 mil años.

El equipo que confirmó esta relación cromosómica demostró, entre muchas otras entregas, que existen nueve variantes genéticas que proceden, con alta probabilidad, de los neandertales. Estas variantes influyen en enfermedades relacionadas con la función inmune y también con algunos comportamientos, como la capacidad de dejar de fumar o la tendencia a esbozar de determinada manera algunas fórmulas de proyectos arquitectónicos propios del intelecto humano actual.

Actualmente, se está intentando montar una base de datos de ADN de los habitantes de Papúa Nueva Guinea para poder compararla con el homínido de Denisova, encontrado en Siberia y, así, conocer aún más de la historia evolutiva humana.

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