La situación actual que enfrentan los CFOs es alarmante: un 34% de estos profesionales consideran seriamente renunciar a sus cargos debido a la ineficiencia de los procesos financieros. Esta cifra, extraída de un estudio de CFO.com, pone de manifiesto la creciente frustración que sienten quienes están al mando de las finanzas en empresas medianas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia. A pesar de contar con tecnologías avanzadas y un personal capacitado, muchos CFOs se ven atrapados en sistemas arcaicos que consumen su tiempo y energía, afectando dramáticamente la visibilidad de los procesos y elevando el riesgo de errores y fraudes. Este patrón también se replica en Latinoamérica, donde los problemas relacionados con la gestión financiera se vuelven cada vez más evidentes.
El tiempo, recurso valioso y escaso, se está desperdiciando de manera alarmante en actividades manuales, según un estudio de Business Wire. Dicha investigación revela que el 72% de los equipos financieros dedica alrededor de 10 horas semanales a tareas relacionadas con pagos que no requieren creatividad ni análisis profundo. Esto representa cerca de 520 horas anuales, una cifra que se duplica en casi el 28% de las empresas. Esta situación es insostenible, ya que mientras el resto de la industria avanza hacia estrategias más innovadoras, los CFOs continúan atrapados en la rutina de la conciliación manual de cuentas, lo que les impide contribuir de manera efectiva a la creación de un futuro más estratégico y centrado en el crecimiento.
Los errores involuntarios en los procesos manuales son otro de los grandes dolores de cabeza que enfrentan los CFOs. De acuerdo con el Institute of Finance and Management, el 3,6% de las facturas ingresadas manualmente contiene errores, lo que se traduce en problemas significativos para las empresas que procesan una gran cantidad de pagos. La repercusión de estos errores no solo es financiera, con un costo promedio de más de US$50 por cada pago fallido, sino que también afecta la reputación y la confianza en el área financiera. En total, se estima que el costo global de estos errores podría superar los US$118.500 millones anuales, una cifra que debería ser alarmante para cualquier organización que aspire a ser competitiva en el mercado actual.
El fraude representa un riesgo tangible y creciente para las empresas, especialmente en un contexto donde el 96% de las organizaciones enfrentó intentos de fraude en 2023. Estos desafíos se agravan en entornos donde los procesos son manuales, haciendo más accesible la entrada a los estafadores. Uno de los métodos más comunes es el Business Email Compromise (BEC), donde se simulan correos electrónicos de alta dirección solicitando pagos urgentes, resultando en pérdidas monumentales para las compañías. Sin embargo, los riesgos no solo provienen del exterior, ya que se ha reportado que hasta el 14,4% de las empresas en México sufrieron fraudes internos en sus operaciones financieras. Esto subraya la necesidad de robustecer los controles y la trazabilidad dentro de las organizaciones.
Finalmente, la falta de visibilidad en las finanzas se ha convertido en un grave obstáculo para los CFOs. Una encuesta realizada por BlackLine revela que el 98% de los CFOs no confía del todo en la visibilidad de su flujo de caja. Esto, combinado con la carga de trabajo manual, limita gravemente la capacidad de las empresas para planificar con precisión. La presión por tomar decisiones estratégicas informadas aumenta, y con un 49% de los directivos temiendo que sus decisiones se basen en datos obsoletos, la automatización de procesos ya no es una mera opción, sino una necesidad crítica para la supervivencia en un entorno de negocios cada vez más complejo y competitivo.