La reciente publicación del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMACEC) por parte del Banco Central ha sorprendido a muchos analistas y economistas, al registrar un crecimiento del 3,8% en marzo, comparado con el mismo mes del año anterior. Esta cifra no solo superó las expectativas del mercado, que anticipaban un aumento de aproximadamente 3,1%, sino que también sobrepasó las proyecciones del propio Banco Central, que había estimado un crecimiento más modesto del 2,2%. Este repunte en la actividad económica es un indicativo de la recuperación del país, luego de periodos de contracción, y genera expectativas optimistas para el futuro inmediato.
Los motores del crecimiento se han correlacionado con un desempeño notable en todos los sectores, especialmente en la producción de bienes, donde se ha destacado la minería. Este sector, que ha visto un alza del 6,0% en su producción, ha sido fundamental para el resultado positivo del IMACEC, impulsado por el aumento en los precios del cobre. Sin embargo, la industria manufacturera y otros bienes mostraron resultados negativos, con contracciones de -0,8% y -1,2%, respectivamente. Desde Zurich AGF, señalaron que la estabilidad y el crecimiento del sector minero podrían seguir aportando a la economía en los próximos meses, a pesar de los desafíos actuales.
El aumento en la inversión pública en un 13% durante el primer trimestre ha sido otro de los factores clave detrás del crecimiento observado. Este incremento en la inversión está destinado a mover la economía hacia adelante, al generar empleo y promover la producción en diversos sectores. A medida que se avanza en el año, la continuidad de esta inversión será fundamental para sostener el impulso económico y el crecimiento sostenido que se ha experimentado recientemente.
A pesar de este panorama alentador, algunos analistas expresan preocupaciones sobre la sostenibilidad de este crecimiento en el tiempo. Desde Santander, se advierte que, a pesar del dinamismo mostrado por la economía desde el final del año pasado, impulsado por sectores como las exportaciones y el turismo, es probable que se produzca una desaceleración en los próximos meses. Las incertidumbres a nivel internacional y el desvanecimiento de factores temporales positivos podrían impactar negativamente en este crecimiento.
La evolución de la Tasa de Política Monetaria (TPM) se perfila como un determinante clave en este contexto. Con la inflación manteniéndose por encima de las metas establecidas, existe la expectativa de que la política monetaria será cautelosa en el corto plazo. Desde Scotiabank, se han mencionado posibles recortes en la TPM para septiembre y diciembre, aunque un cambio agresivo dependerá del comportamiento de la Reserva Federal y de la inflación en el país. De mantenerse estas variables en tensión, el futuro de la actividad económica chilena podría verse afectado a lo largo del año.