Un terremoto de magnitud 5,8 sacudió en la madrugada de hoy la costa suroeste de Turquía, generando preocupación y caos entre los residentes. El sismo tuvo lugar a las 2:17 hora local (23:17 GMT del lunes) y su epicentro se localizó en la provincia de Mugla. Las autoridades informaron que, aunque no se registraron daños estructurales en las zonas residenciales, una menor de 14 años perdió la vida debido a un fuerte ataque de pánico, a pesar de los esfuerzos de los médicos para salvarla.
El ministro del Interior, Ali Yerlikaya, proporcionó detalles sobre la situación durante una rueda de prensa esta mañana. Yerlikaya reveló que, hasta el momento, 69 personas han sido atendidas por heridas, la mayoría de ellas como resultado de saltar desde las ventanas de sus hogares debido al pánico. Este tipo de incidentes es común en situaciones de terremoto, donde la reacción emocional puede llevar a decisiones peligrosas.
A pesar de la tragedia, el ministro destacó que las autoridades continúan realizando evaluaciones exhaustivas en el terreno para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Los primeros informes indican que, a excepción de la pérdida de la menor y las heridas ocasionadas por el pánico, no ha habido daños significativos en la infraestructura de Mugla. Se mantiene un monitoreo constante para poder actuar rápidamente en caso de que se presenten más eventualidades.
Tras el sismo, se vivieron momentos de gran tensión y ansiedad entre los habitantes de Mugla y los distritos cercanos. Reportes de ciudadanos que abandonaron sus viviendas en estado de alerta se multiplicaron. Sin embargo, según el canal de noticias NTV, esta mañana la vida ha comenzado a retornar a la normalidad con los estudiantes asistiendo a clases y los comercios abriendo sus puertas, lo que refleja un rápido proceso de recuperación.
La respuesta de las autoridades y el comportamiento de la población son aspectos cruciales en el manejo de eventos naturales como los terremotos. Si bien la comunidad ha demostrado resiliencia, también es vital que se continúe con la educación sobre la seguridad en caso de desastres. Se espera que las evaluaciones y el apoyo a los afectados por el terremoto se mantengan para ayudar a sanear las heridas tanto físicas como psicológicas dejadas por este incidente.
