Un terremoto de magnitud 4,5 sacudió este viernes la provincia de Kutahya, situada en la región del mar Egeo, a unos 350 kilómetros al sur de Estambul. El sismo se registró a las 07:29 (05:29 GMT) y fue seguido por una réplica de 3,9 en la misma área. A pesar de la intensidad del temblor, afortunadamente no se reportaron heridos ni daños materiales, lo que aportó algo de alivio a los habitantes de la región, quienes experimentaron momentos de pánico.
El gobernador de Kutahya, Musa Isin, compartió la buena noticia en un comunicado, asegurando que no había informes negativos hasta el momento y que las autoridades estaban llevando a cabo investigaciones para evaluar la situación. «Estamos en proceso de inspección y podremos ofrecer información más precisa tras nuevas evaluaciones», indicó Isin, intentando tranquilizar a la población en medio de la incertidumbre.
Por otra parte, los expertos han confirmado que este reciente sismo no guarda relación con el terremoto de magnitud 6,2 que se sintió el pasado miércoles cerca de Estambul, el cual provocó más de 230 heridos, principalmente por reacciones de pánico. Este tipo de temblores suelen desencadenar réplicas, lo que ha llevado a un periodo de inestabilidad en la región, con sismos posteriores que han alcanzado magnitudes de hasta 4.
La preocupación ha crecido entre los residentes de Estambul, la mayor ciudad de Europa con 16 millones de habitantes, especialmente debido a su cercanía a una de las principales fallas geológicas de Anatolia. Tras el sismo del miércoles, muchos ciudadanos abandonaron la ciudad por miedo a un temblor mayor, buscando refugio en espacios habilitados por las autoridades, como mezquitas y colegios, donde se estima que alrededor de 100.000 personas pasaron la noche.
La amenaza de un gran sismo en Estambul ha sido motivo de estudio para los expertos, quienes advierten que es inevitable que ocurra un terremoto significativo en la ciudad en un futuro próximo. Sin embargo, hasta el momento, no pueden prever con exactitud cuándo sucederá. Esta incertidumbre genera ansiedad entre los ciudadanos, que están atentos a las recomendaciones de las autoridades y al monitoreo constante de la actividad sísmica en la región.