TACO Trump: El acrónimo que descoloca al presidente

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El acrónimo TACO, que significa «Trump Always Chickens Out» o «Trump siempre se acobarda», ha comenzado a resonar en los círculos financieros de Estados Unidos, resaltando una tendencia preocupante en la política comercial del mandatario norteamericano. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha prometido medidas drásticas contra China, imponiendo aranceles que han sacudido los mercados y que, según los expertos, muy a menudo son seguidos de una retirada sorpresiva. Esta oscilación, donde el presidente parece dar marcha atrás tras implementar su retórica más agresiva, ha llevado a muchos analistas, como Robert Armstrong del Financial Times, a acuñar este término que, aunque jocoso, se fundamenta en una observación crítica del comportamiento del presidente.

Durante una reciente rueda de prensa, la reacción de Trump al escuchar este acrónimo dejó claro cuán sensible es al tema. Desenfrenadamente expresó su indignación y desdén hacia la pregunta de un periodista, asegurando que la mención de TACO era «desagradable». Esta turbulenta escena en el Despacho Oval no solo subraya la vulnerabilidad del presidente ante las críticas, sino que también resalta su necesidad de proyectar una imagen fuerte y decidida ante el electorado, lo que es cada vez más difícil a medida que las presiones comerciales aumentan.

El contexto de estas tensiones se pinta aún más complejo cuando se observa la dinámica de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China. Tras una escalada de aranceles que llegó a afectar gravemente a ambos países, el gobierno estadounidense había esperado que un reciente acuerdo lograra desescalar la situación. Sin embargo, mientras Trump celebraba el supuesto avance hacia un acuerdo, Pekín, como se ha visto, había tomado nota del patrón de retrocesos, dejando entrever que su enfoque no se vería alterado en la medida en que Washington no garantizará condiciones más propicias para sus exportaciones.

El descontento de Trump ante el cumplimiento de los acuerdos por parte de China ha ido creciendo en los últimos meses, como lo muestra su mensaje de madrugada en Truth Social, resaltando su frustración con el liderazgo chino. Este tira y afloja ha llevado a muchos analistas a concluir que, a pesar de las apariencias, la gran baza de China radica en su conocimiento del estilo negociador de Trump. Ellos están al tanto de que la Casa Blanca ha carecido del ímpetu necesario para implementar cambios drásticos que afectarían de manera significativa las relaciones comerciales.

Finalmente, la falta de acción contundente por parte de Trump y el surgimiento de bloqueos legales en torno a sus aranceles han creado un entorno de incertidumbre. Con un tribunal de comercio cuestionando la legalidad de muchas de sus medidas, Trump se enfrenta a la posibilidad de que su flop de proteccionismo se vea erosionado. No obstante, la historia nos ha mostrado que, cuando se trata de proteger su imagen y, por ende, su legado político, el presidente podría no acobardarse tan fácilmente, con lo que las probabilidades de que eventualmente demuestre su fuerza comercial y nacionalista existen en un horizonte incierto.

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