El director del Departamento de Historia de la Iglesia en la Universidad Pontificia Gregoriana, Roberto Regoli, ha sido un observador crítico del pontificado de Francisco, destacando la polarización dentro de la Iglesia como un problema principal que debe abordarse con urgencia. Regoli sugiere que el próximo Papa debe ser alguien capaz de reconciliar las diversas alas del catolicismo, que se han vuelto más divergentes en los últimos años. La polarización, según él, no es solo un fenómeno social, sino también un reto espiritual que afecta la misión de la Iglesia en el mundo contemporáneo.
Regoli ofrece una evaluación positiva del pontificado de Francisco, subrayando su enfoque en lo humano y su compromiso con los pobres y marginados. Este énfasis surge de la propia historia personal del Papa, que refleja la rica tradición de la Iglesia en América Latina, donde la sensibilidad hacia las necesidades de los más vulnerables ha marcado su desarrollo. Mientras que anteriores papas también destacaron la importancia de asistir a los pobres, Francisco ha llevado este mensaje a niveles más profundos y visibles, convirtiéndose en una voz poderosa para los que se sienten excluidos.
Un aspecto crucial del legado de Francisco ha sido su fuerte enfoque en la paz y la fraternidad universal. A diferencia de sus predecesores, su papel como mediador en conflictos y su búsqueda constante por la unidad son elementos que han sido centrales en su liderazgo. Regoli menciona que, aunque otros papas han hablado sobre la paz, Francisco ha convertido esta misión en un pilar fundamental de su pontificado, evidenciando su deseo por construir un mundo más unido y armonioso.
Respecto al futuro, Regoli cuestiona si el próximo Papa mantendrá la misma línea reformista que ha caracterizado a Francisco. Asegura que, aunque todos los cardenales pueden considerarse reformistas en cierto sentido, la verdadera medida del próximo líder será su capacidad para iniciar y continuar procesos de cambio significativos en la Iglesia. Hay una esperanza de que, a pesar de la presión de regresar a tiempos más tradicionales, se pueda avanzar en las reformas que Francisco ha impulsado.
Finalmente, Regoli enfatiza que el próximo cónclave tendrá como prioridad la superación de la polarización que ha caracterizado al papado de Francisco. Las disputas internas, representadas en la figura del cardenal Becciu y otros, resaltan la necesidad urgente de un liderazgo que invite a la unidad en lugar de la división. Al tiempo que se especula sobre posibles sucesores, la búsqueda de un candidato que inspire reconciliación entre las diversas corrientes del catolicismo será un tema central en las discusiones del cónclave, según las perspectivas de Regoli.