En un giro inesperado en la política europea, los eurodiputados Nora Junco y Diego Solier han hecho pública su ruptura con Luis ‘Alvise’ Pérez, el exlíder de su lista electoral, señalando serias discrepancias sobre sus métodos. En un contundente comunicado, Junco y Solier expresaron su descontento con las tácticas utilizadas por Pérez, a quien acusan de difamación, coacción y chantaje. Este último ha estado en el centro de la polémica debido a su reciente campaña en redes sociales, donde acusaba a sus excompañeros de haber sido sobornados por lobbies, tras su desacuerdo sobre el apoyo a un plan de rearme europeo, algo que él rechaza rotundamente.
La situación jurídica de Alvise también ha contribuido a esta ruptura. Junco y Solier han hecho hincapié en que las investigaciones penales en curso en su contra, que incluyen delitos graves como corrupción y blanqueo de capitales, han creado la necesidad de separar sus trayectorias políticas. «Es imperativo establecer una frontera ética y política clara», sostienen, refiriéndose a la defensa de principios y valores que consideran esenciales para el trabajo institucional. Esta separación no es solo un ejercicio de imagen, sino una defensa de integridad en un contexto cada vez más complicado.
Desde hace meses, Junco y Solier habían comenzado a realizar su labor parlamentaria de manera independiente, como lo demuestra su reciente adhesión al grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). La decisión del ECR de aceptar a los dos eurodiputados mientras excluía a Alvise refleja una estrategia política consciente por parte del bloque, preocupada por el impacto negativo que pueden tener las acusaciones en curso sobre su reputación y objetivos. Alvise se ha quedado marginado en el grupo de no inscritos, a pesar de la proliferación de partidos de derecha en el Parlamento, un indicativo de su creciente aislamiento político.
La tensión entre Alvise y sus excompañeros ha escalado, evidenciada por las acusaciones de traición lanzadas por él hacia Solier y sus llamamientos en redes sociales para que el eurodiputado dimita. En respuesta a esto, Junco y Solier han mantenido un tono claro y firme, enfatizando que «no puede hablarse de regeneración mientras se acepta el matonismo, el chantaje o el dinero negro». La defensa de la dignidad de las instituciones y la lucha por una política más limpia parecen ser el hilo conductor de su postura actual frente a la tormenta que se ha desatado.
Por último, Junco y Solier han manifestado su intención de continuar con su trabajo legislativo desde una posición independiente y con una agenda bien definida. En su comunicado concluyeron que quieren ofrecer una alternativa conservadora firme, moderna y centrada en soluciones reales, apartándose de espectáculos y populismos tóxicos. La frase «el dato matará al relato» encapsula su determinación de presentar hechos concretos y soluciones efectivas por encima de las narrativas engañosas que caracterizan la política actual. Este nuevo capítulo en sus trayectorias políticas podría representar un cambio significativo en el panorama político europeo ante la creciente desconfianza hacia prácticas poco éticas.