El comediante chileno Kurt Carrera ha compartido un desgarrador testimonio sobre el abuso sexual que sufrió en su juventud a manos de un sacerdote, actualmente prófugo de la justicia. En una reciente entrevista con La Cuarta, Carrera relató cómo, a pesar de haber mantenido silencio durante años, finalmente pudo afrontar su dolorosa experiencia. El sacerdote en cuestión, que trabajaba en Arica y era conocido por Carrera desde su infancia, había forjado una aparente relación de confianza con el joven, a quien él consideraba como un modelo a seguir. El testimonio revela la complejidad del abuso y la manipulación emocional que a menudo caracteriza este tipo de situaciones.
Durante su relato, Carrera destacó la cercanía que desarrolló con el sacerdote, conocido como el ‘Padre Hurtado’ por su carácter casi paternal. A lo largo de su niñez y adolescencia, Carrera disfrutó de diversas actividades y viajes con él, lo que le llevó a confiar plenamente en su figura. Sin embargo, esta confianza se transformó en una pesadilla cuando en una excursión a Rancagua la situación dio un giro oscuro. En un relato que amenaza con desgarrar el corazón, Carrera describió cómo terminó compartiendo una habitación con el sacerdote, lo que se tornó en un espacio de vulnerabilidad y abuso.
El comediante recordó el momento en que se produjo el abuso, describiendo su confusión y desorientación al despertarse. En un ambiente de oscuridad y con la sensación de que la frontera entre confianza y explotación se había difuminado, Carrera relató cómo el sacerdote comenzó a tocarlo de manera inapropiada. Su mente, llena de miedo y confusión, le llevó a tratar de deshacerse de la situación sin confrontar su realidad. Esta experiencia, la cual se encuentra marcada por una serie de preguntas sin respuesta, revela la profunda afectación que el abuso sexual puede tener en la mente de una víctima.
A día de hoy, Kurt Carrera lleva consigo las cicatrices de este abuso, contándolas abiertamente y buscando justicia, aunque el agresor se encuentra en libertad. Según aseguró, el sacerdote Amador Soto permanece prófugo y su paradero es desconocido, lo que añade una capa de frustración a la ya dolorosa historia del comediante. La falta de acción por parte de las autoridades y la impunidad del abuso han mantenido vivo en Carrera un sentimiento de rabia y un deseo de confrontar a su abusador. Su testimonio está enmarcado por el deseo de que otros sobrevivientes también encuentren la voz para hablar sobre sus experiencias.
Al finalizar la entrevista, Kurt Carrera dejó en claro que a pesar de haber pasado años ocultando su trauma, ahora, a sus 51 años, siente la necesidad de enfrentar a quien le causó tanto dolor. Anhela no solo hablarle, sino expresar todas las emociones que ha mantenido reprimidas durante tanto tiempo. Este acto de valentía no solo es un paso hacia su propia sanación, sino que también se convierte en un llamado para que más personas que han sufrido abusos se sientan impulsadas a hablar y buscar justicia. En un contexto donde los abusos dentro de instituciones religiosas suelen ser minimizados, el relato de Carrera resuena como una potente declaración de resistencia.
