Este miércoles, Joaquín Maluenda, conocido en el mundo del circo como Tachuela Grande, sorprendió a los espectadores al abordar públicamente el quiebre de su relación con su hermano Agustín Maluenda, conocido como Tachuela Chico. En una emotiva entrevista en el programa «Todo va a estar bien», conducido por Juan José Lavín en Vía X, Joaquín no escatimó en sinceridad al hablar sobre su complicada situación familiar. Desde el inicio de la conversación, declaró: “No estamos ni bien ni mal”, dejando claro que la distancia entre ambos ha marcado un antes y un después en su relación.
A lo largo de la entrevista, Joaquín reflexionó sobre sus inicios en el espectáculo circense y recordó tiempos en los que, a pesar de las dificultades económicas, se sentían verdaderamente felices. «En esos tiempos, cuando teníamos tantas necesidades, éramos felices y no lo sabíamos», confesó. Sin embargo, con el paso del tiempo, las circunstancias han cambiado y hoy se encuentran alejados uno del otro, aunque él aclara que «no somos enemigos, pero tampoco estamos como éramos antes». Esta declaración revela la tristeza de un vínculo fraternal que ha sufrido un desgaste considerable.
Uno de los momentos más impactantes de la entrevista fue cuando Joaquín recordó cómo su hermano no se contactó con él al recibir el prestigiado premio Presidente de la República en la categoría de artes escénicas circenses, otorgado en agosto pasado. «Imagínate, me llamó hasta el tipo que barre la calle en La Pintana. Y ni mi hermano ni mi sobrino me dijeron ‘felicidades’», lamentó Joaquín, visiblemente conmovido por la falta de apoyo familiar en un momento tan importante de su carrera.
La decepción por la falta de comunicación entre los hermanos también afectó a Joaquín de manera personal. Reconoció que tras la no felicitación, decidió no saludar a su hermano en su cumpleaños, una acción que sin duda resalta el dolor y la incomprensión que sienten en este momento de sus vidas. «Esas cosas no pueden pasar, pero pasan, incluso en las mejores familias», comentó, dando a entender que a pesar de los lazos de sangre, las diferencias pueden volverse profundas.
A pesar de estas tensiones, Joaquín enfatizó que no guarda rencor hacia su hermano. «Él tiene su hermosa familia, y yo también», reiteró, mostrando que, a pesar del distanciamiento, el amor fraternal perdura. Además, culminó la conversación asegurando que «tengo excelentes recuerdos y amo a mi hermano, por supuesto, nunca lo voy a dejar de amar. Dios sabe por qué hace las cosas». Estas palabras reflejan la complejidad de las relaciones familiares y cómo el amor persiste, a pesar de las adversidades.
