Global Airlines, la nueva aerolínea fundada por el influencer de viajes James Asquith, sorprende al mundo de la aviación al haber realizado su primer vuelo transatlántico el pasado 15 de octubre, conectando Glasgow con el aeropuerto JFK de Nueva York. Aunque la idea de operar vuelos con Airbus A380 de segunda mano parecía descabellada para muchos, la realidad es que la compañía ha dado un paso audaz, aunque polémico. La próxima experiencia de viaje será el vuelo de regreso programado para el 19 de octubre, seguido de otro itinerario entre Manchester y JFK entre el 21 y 25 de octubre. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿puede esta joven compañía luchar en un mercado tan competitivo?
La propuesta de James Asquith es revitalizar el glamoroso pasado de la aviación, ofreciendo a los viajeros una experiencia similar a la de la era dorada. Su flota de A380 de segunda mano, adquiridos a precios reducidos debido a la pandemia, busca atraer a un público nostálgico. Hasta ahora, solo ha puesto en servicio un avión, el 9H-GLOBL, que anteriormente perteneció a China Southern Airlines. Este gigante del aire está configurado en tres clases: primera, business y turista. Sin embargo, el enfoque de la aerolínea parece más destinado a imponer su presencia que a rentabilizar los vuelos, ya que en sus trayectos iniciales los índices de ocupación han sido preocupantemente bajos.
Los cuatro vuelos realizados hasta la fecha no corresponden a una operación regular, sino a vuelos charter diseñados para demostrar la viabilidad del concepto de Global Airlines. Un aspecto que ha levantado críticas y dudas es el bajo porcentaje de ocupación, con el vuelo de Glasgow a JFK alcanzando menos del 20%. El alto costo de mantener un avión en el aeropuerto de JFK durante cuatro días plantea interrogantes sobre la sostenibilidad financiera del proyecto. Aún más, el vuelo fue operado por Hi Fly Malta, una compañía especializada en vuelos charter, ya que Global Airlines carece de un Certificado de Operador Aéreo (AOC), lo que limita significativamente su operación en el sector.
El futuro de Global Airlines podría depender de su capacidad para establecer rutas regulares, como la prometida conexión Londres-Nueva York y Londres-Los Ángeles. Sin embargo, las dudas continúan en torno a la viabilidad a largo plazo del proyecto. Las reseñas de los primeros pasajeros, como Josh Cahill y Noel Philips, resaltan problemas significativos en su experiencia de vuelo, como el mal funcionamiento del WiFi, fallos en el sistema de entretenimiento y demoras en la atención al cliente durante el servicio de comidas. Estos inconvenientes plantean un desafío adicional si la aerolínea quiere competir con las grandes compañías establecidas.
El interior del A380 operado por Global Airlines ha sido objeto de comentarios negativos; los pasajeros informan que el diseño es en gran parte el mismo que se utilizó anteriormente, con soluciones temporales que incluyen adhesivos para cambiar su apariencia. Como resultado, la experiencia de los pasajeros no solo fue subóptima en términos de servicio, sino que también reflejó una falta de preparación y atención al detalle por parte de la nueva aerolínea. A medida que Global Airlines busca solidificar su modelo de negocio y reputación, las próximas semanas serán claves para determinar si podrá superar estos escollos o si, por el contrario, se verá obligada a replantearse su estrategia en un industria tan volátil como es la aviación.



















