El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ha tomado la decisión esperada de encargar este jueves al primer ministro en funciones, Luís Montenegro, la formación de un nuevo gobierno. Esto se produce en un contexto político post-electoral donde el multipartidismo ha vuelto a mostrar su rostro más fracturado. Según un comunicado de la Presidencia, la decisión se basa en los resultados de las recientes elecciones legislativas, donde se ha garantizado la viabilidad parlamentaria del nuevo ejecutivo. Rebelo de Sousa destacó que, tras consultar con los líderes de los partidos políticos, no encontró objeciones significativas, lo que allana el camino para Montenegro en su labor de constituir un gabinete.
Montenegro se reunió última con Rebelo de Sousa tras los encuentros con Carlos César, presidente del Partido Socialista, y André Ventura, líder del partido Chega. César, mostrando un tono conciliador, se comprometió a facilitar la formación del gobierno y a no apoyar la moción de rechazo presentada por el Partido Comunista. «La voluntad popular ha de ser respetada», afirmó César, enfatizando la importancia de que todos los actores políticos reconozcan los resultados electorales. Además, el dirigente socialista confirmó que su partido no se opondrá a la candidatura para la Mesa de la Asamblea, lo que refuerza la idea de un entorno colaborativo entre las fuerzas mayoritarias.
El partido Chega, bajo el liderazgo de André Ventura, ha experimentado un ascenso notable, pasando de un solo escaño en 2019 a liderar una bancada de 60 diputados en el nuevo parlamento. A pesar de este crecimiento, Ventura ha manifestado su intención de asumir una postura responsable en la oposición, presentándose como una alternativa lista para gobernar si las circunstancias lo requieren. Su postura puede ser clave en el próximo periodo legislativo, donde su capacidad para colaborar o bloquear medidas del nuevo gobierno de Montenegro determinará en gran medida la estabilidad política del país.
Las elecciones del 18 de mayo, las terceras en tres años, han revelado un parlamento fragmentado que complica la gobernabilidad. Aunque la coalición de Montenegro tiene la intención de gobernar con una mayoría frágil, la presencia de partidos emergentes como Chega y la reaparición del Partido Comunista introduce elementos de incertidumbre. A este complejo panorama se añade la reciente caída electoral de los socialistas, lo que deja a Portugal en una encrucijada política marcada por una sociedad dividida que demanda respuestas efectivas a sus necesidades.
El encargo de formar gobierno a Luís Montenegro por parte de Marcelo Rebelo de Sousa también señala un cambio calculado en el enfoque político del presidente. En un entorno donde los electores están divididos y los partidos deben aprender a coexistir en un nuevo marco de colaboración, la capacidad de Montenegro para tejer alianzas y escuchar las demandas de la oposición será esencial. Este nuevo contexto político exigirá habilidad y estrategia, no solo para la formación del gobierno, sino también para implementar políticas que responden a los retos actuales de la sociedad portuguesa.



















