La extrema derecha en Francia ha encontrado una nueva estrategia para conectar con el electorado femenino: feminizar su discurso. Bajo el liderazgo de Marine Le Pen, el partido Agrupación Nacional ha empezado a vincular la crítica a la inmigración y al islamismo con la defensa de los derechos de las mujeres. En manifestaciones del 8 de marzo, se han evidenciado estas tensiones con lemas que desafían la narrativa tradicional del feminismo, como lo muestra el cartel que reza «Némesis, fuera de nuestras luchas», dirigido a un colectivo feminista emergente de extrema derecha que ha provocado tanto controversia como curiosidad en el debate público sobre el feminismo en Francia.
A diferencia de sus homólogos en España, como Vox, cuya oposición abierta al feminismo se ha manifestado en sus críticas al 8 de marzo, la Agrupación Nacional de Le Pen ha optado por una estrategia más sutil. Esta táctica consiste en apropiarse de los postulados del feminismo y redirigirlos hacia su propia agenda política. Como resultado, el apoyo hacia la Agrupación Nacional entre las mujeres ha aumentado significativamente, pasando de un 20% al 30% en las últimas elecciones europeas, lo que marca una notable diferencia en la dinámica electoral de la extrema derecha en comparación con otros países.
El crecimiento del apoyo femenino ha sido fundamental para el éxito de la Agrupación Nacional, llevándola a una victoria en las elecciones europeas del año pasado. En un mitin celebrado en Mormant-sur-Vernisson, donde participaron líderes ultraderechistas de otros países europeos, se celebró este triunfo, que reflejó la efectividad de su estrategia de feminización. Sin embargo, esta manifestación no solo se limita a la política institucional; también ha sido impulsada por colectivos y figuras de la derecha radical que buscan hacerse un hueco en el debate sobre los derechos de las mujeres.
El grupo Némesis, formado mayoritariamente por mujeres jóvenes, ha tomado la delantera en esta confrontación ideológica. Aunque su presencia en el 8 de marzo fue modesta y no contaron con la aprobación de las organizadoras, su mensaje ha resonado en las redes sociales, donde han logrado ganar más de 100.000 seguidores en X. Según Anaïs, una de sus portavoces, sus críticas a la inmigración y sus argumentos sobre la relación entre esta y la violencia hacia las mujeres son etiquetas que la izquierda ha utilizado para desacreditar sus intenciones, creando un discurso alternativo que cada vez es más viral.
A pesar de la controversia que rodea a grupos como Némesis, su creciente influencia es innegable. La socióloga Charlène Calderaro ha señalado que, aunque su estrategia se inspira en el feminismo radical, su enfoque es divergente, centrado en temas que alinean su lucha con la crítica a la inmigración y a la ideología de mano dura, al tiempo que ignoran cuestiones ampliamente reconocidas por el feminismo tradicional, como el aborto o la igualdad salarial. Este cambio en el discurso femenino dentro de la extrema derecha francesa invita a un análisis profundo de las nuevas narrativas que están moldeando el panorama político contemporáneo.



















