Un juez federal de Boston ha decidido emitir una orden que bloquea el intento del Gobierno de Trump de prohibir la matriculación de nuevos estudiantes extranjeros en la Universidad de Harvard. Esta decisión, que representa un respiro temporal para la prestigiosa institución educativa, se produce en un contexto de creciente tensión entre la administración republicana y la universidad, a la que Trump ha acusado de fomentar «actos terroristas» y «antisemitismo». Según The New York Times, la decisión judicial podría tener repercusiones significativas para las políticas de inmigración y la diversidad educativa en Estados Unidos.
La polémica comenzó hace una semana, cuando la Administración Trump impuso una prohibición sin precedentes a la admisión de 6.800 nuevos estudiantes extranjeros para el próximo curso escolar. Esta medida sorprendió a muchos, dado que nunca antes se había intentado algo similar contra una institución de la talla de Harvard. En respuesta a esta ofensiva, un tribunal federal de Massachusetts decidió revocar la prohibición en una rápida actuación que sacó a la luz el compromiso de la universidad con la educación internacional.
La decisión del juez se dio a conocer el mismo día que la universidad celebraba la graduación de miles de estudiantes, quienes mostraron su solidaridad con los alumnos extranjeros al llevar flores blancas durante la ceremonia. El presidente de Harvard, Alan Garber, recibió una cálida ovación al dar la bienvenida a su comunidad diversa y celebrar la inclusión de estudiantes de todo el mundo. Este acto simbólico resalta cómo la comunidad de Harvard se aferra a sus valores de diversidad y apertura, a pesar de las adversidades.
La lucha de Harvard contra las medidas de la administración Trump ha sido un esfuerzo constante, y la institución ha reafirmado su compromiso de no ceder ante las presiones. La dirección de la universidad ha señalado que continuarán trabajando para acoger a estudiantes y académicos internacionales de más de 140 países, reconociendo la riqueza que aportan a la comunidad universitaria y al país en su conjunto. El apoyo a esta postura se ha amplificado en el contexto actual, con la comunidad académica unida en defensa de los derechos de los estudiantes internacionales.
Mientras tanto, los esfuerzos de control del Gobierno sobre la inmigración de estudiantes continúan intensificándose. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, anunció recientemente la revocación de visados para estudiantes chinos, alegando conexiones con el Partido Comunista Chino o estudios en campos estratégicos. Esta estrategia refleja una guerra ideológica en curso, donde Trump y su administración han atacado a Harvard, considerándola un símbolo de ideologías «woke» que desafían los principios de «méritos» prometidos por el Gobierno. A medida que el conflicto se desarrolla, la resistencia de Harvard podría servir de ejemplo para otras instituciones ante las políticas restrictivas de la administración.



















