Arancel sobre películas extranjeras: Trump impulsa el cine

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En un sorprendente anuncio, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, declaró la implementación de un arancel del 100% sobre todas las películas producidas en el extranjero, una medida que tiene como objetivo fomentar la producción cinematográfica nacional. En un reciente mensaje publicado en Truth Social, Trump aseguró que este esfuerzo es crucial para revitalizar la industria del cine en el país, la cual, según él, «está muriendo rápidamente». El mandatario busca que los cineastas opten por crear contenido en América en lugar de aprovechar las facilidades que ofrecen otros países, los cuales han sido acusados por el presidente de atraer a los talentos de Hollywood con incentivos económicos demasiado atractivos.

Trump, quien ha delegado la ejecución de esta política al Departamento de Comercio y a la Oficina del Representante Comercial de EE. UU., ha resaltado en su mensaje que se necesita un cambio inmediato. A pesar de que algunos detalles sobre la implementación de los nuevos gravámenes aún no se han hecho públicos, el presidente ha advertido que la intensa competencia internacional ha llevado a la industria cinematográfica estadounidense a una crisis profunda. El anuncio también refleja el país en un contexto de tensiones comerciales, especialmente con China, que a principios de abril comenzó a imponer aranceles sobre productos estadounidenses, exacerbando una guerra comercial ya en curso.

Estas medidas llegan en un momento en que China ha tomado represalias al reducir las importaciones de películas de Hollywood, lo que ha planteado retos adicionales para la industria norteamericana, que depende en gran medida de este mercado extranjero. A medida que Hollywood enfrenta un panorama amenazante, no sorprende que Trump, conocido por su enfoque proteccionista, busque proteger una de las exportaciones culturales más significativas de Estados Unidos. Con la industria cinematográfica en un punto crítico, su estrategia está destinada a incentivar a los estudios y cineastas a regresar en masa al territorio estadounidense.

En un giro aún más polémico de su agenda, Trump también anunció la reapertura de Alcatraz, la famosa prisión cerrada hace más de 60 años, que ahora se transformará en un centro de detención para los criminales más violentos del país. Alcatraz, que funcionó como una prisión de máxima seguridad desde 1934 hasta 1963, es un símbolo icónico del sistema penitenciario estadounidense y su reapertura ha generado tanto interés como preocupación. En su mensaje online, el presidente enfatizó que el objetivo de esta iniciativa es «ya no tolerar a esos delincuentes reincidentes» que han perturbado la seguridad pública.

Ubicada en la Isla de Alcatraz en la bahía de San Francisco, este antiguo centro penitenciario se ha convertido en una popular atracción turística, pero ahora Trump planea volver a utilizarlo como un lugar para albergar a los criminales más peligrosos del país. La adminstración será coordinada en conjunto con múltiples agencias, incluyendo el Departamento de Justicia y el FBI. Esta decisión provoca cuestionamientos sobre cómo la reapertura de Alcatraz podría impactar tanto en la seguridad pública como en el aspecto turístico de la región, ya que muchos residentes y visitantes podrían tener opiniones divididas sobre la propuesta.

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