La reciente investigación de Martin Monperrus sobre la codificación y almacenamiento de datos digitales en papel ha abierto un nuevo horizonte en la manera en que concebimos la conservación de información. Monperrus propone una serie de técnicas que permiten transformar datos digitales en formatos imprimibles, y en ocasiones, incluso legibles por humanos. Este enfoque no solo busca preservar la información de manera físicamente tangible, sino también garantizar su perdurabilidad en un contexto donde la digitalización masiva tiende a eclipsar a los soportes tradicionales. Entre los métodos que ha explorado, se encuentran diversas codificaciones que van desde caracteres alfanuméricos hasta códigos de barras, cada uno con sus ventajas y limitaciones inherentes.
Uno de los métodos destacados por Monperrus es la codificación con caracteres OCR, que utiliza varios sistemas de base como base16, base32 y base64. Esta técnica permite que los datos sean leídos sin necesidad de un escáner, lo que aumenta su accesibilidad. Aunque este método tiene una capacidad relativamente baja, de entre 1 a 17 KB por página A4, su robustez ante errores se convierte en una ventaja significativa, especialmente en situaciones donde el escaneo no es una opción viable.
Por otro lado, la codificación mediante puntos en blanco y negro, como los códigos QR, demuestra ser un método efectivo para almacenar mayor cantidad de datos, llegando hasta 70 KB por página A4. La utilización de otros estándares como Optar o DataMatrix permitirá un incremento aún mayor en la capacidad de almacenamiento. Estas tecnologías, si bien requieren un buen escáner para la decodificación, ofrecen un balance entre eficiencia y usabilidad, haciéndolas atractivas para una amplia gama de aplicaciones.
Un aspecto innovador que menciona Monperrus es la codificación por puntos en color, que puede multiplicar la capacidad de almacenamiento hasta tres veces. Herramientas como Jabcode y Colorsafe proporcionan una forma moderna de aprovechar el color en la codificación de datos. Sin embargo, aunque el potencial es considerable, el desafío de los errores de decodificación se presenta como un obstáculo que requiere atención, donde la posibilidad de corrección puede ser crucial para mantener la integridad de los datos almacenados.
Finalmente, el trabajo de Monperrus invita a una reflexión más amplia sobre las formas de almacenar información a largo plazo. La degradación de los archivos en papel, ya sea por la calidad de la tinta o el deterioro natural del papel, plantea preguntas fundamentales sobre la mejor manera de preservar nuestra memoria colectiva. A medida que nos adentramos en un futuro donde el formato digital es el rey, la exploración de soportes alternativos como microfilms, piedras o piezas de Lego para almacenar datos cobra un nuevo significado. Este enfoque no solo es un reto técnico, sino también una exploración filosófica de lo que significa conservar la información en un mundo que avanza rápidamente hacia lo efímero.



















