Técnicas Genómicas: Avances y Desafíos en la UE

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La semana pasada, los representantes de los 27 Estados miembros de la Unión Europea alcanzaron un acuerdo significativo al avalar la propuesta del Consejo Europeo sobre la regulación de las nuevas técnicas genómicas (NTG). Esta legislación es vital, ya que contempla herramientas de edición genética, como las facilitadas por los sistemas CRISPR. Con este aval, se han abierto las puertas para que la presidencia de turno de la UE, que será ocupada por Polonia y Dinamarca en 2025, inicie negociaciones con el Parlamento Europeo. El objetivo es lograr un texto consensuado que permita regular las plantas desarrolladas con NTG, lo que representa un avance, aunque aún existe un largo camino para la adopción final de esta normativa en el seno de la Unión Europea.

Los organismos modificados genéticamente (OMG), conocidos como transgénicos, han sido una parte crucial de la agricultura moderna, permitiendo la creación de variedades de plantas con características mejoradas, como resistencia a plagas y adaptación a condiciones climáticas adversas. Estas modificaciones genéticas se han practicado durante milenios, desde que los primeros agricultores seleccionaban manualmente las mejores plantas. Sin embargo, la llegada de la transgénesis ha brindado un enfoque más dirigido y eficiente para obtener variedades deseadas, lo cual provocó el rechazo de diversas organizaciones ecologistas que asociaron estos avances biotecnológicos con riesgos potenciales para la salud y el medio ambiente, a pesar de la falta de evidencia científica que respalde tales afirmaciones.

La aparición de la tecnología CRISPR trajo consigo una nueva esperanza en el ámbito de la biotecnología, dado su potencial para editar el ADN con precisión. Esta técnica permite modificar genes sin la introducción de material genético ajeno, lo que la distingue de la transgénesis. Muchos científicos consideraron que las ediciones genéticas realizadas con CRISPR deberían ser reguladas de manera diferente a los OMG, tratando de liberar a esta innovadora tecnología de la carga legislativa que afecta a los transgénicos. Sin embargo, en 2018, el Alto Tribunal Europeo tomó una decisión inesperada al clasificar los organismos editados genéticamente como equivalentes a los transgénicos, lo que generó un gran descontento dentro de la comunidad científica y el sector biotecnológico.

A pesar de los retos enfrentados por las tecnologías de edición genética en Europa, un nuevo rayo de esperanza surgió en 2023 cuando la Comisión Europea propuso una reforma legislativa enfocada en regular las plantas NGT. La propuesta creó dos categorías, NGT1 y NGT2, dependiendo de si las plantas podían haber sido desarrolladas por métodos tradicionales. Este enfoque proporciona claridad y distingue entre diferentes tipos de edición genética, lo que podría permitir una regulación más justa y adaptada a las posibilidades actuales de la biotecnología. La comunidad agraria y científica espera que esta legislación no solo fomente la innovación, sino que también ayude a Europa a mantenerse competitiva en el ámbito global.

El proceso hacia la adopción de las NTG avanzó nuevamente en febrero de 2024, cuando el Parlamento Europeo aprobó la propuesta de la Comisión, aunque con ciertas modificaciones, incluyendo la prohibición de patentar plantas obtenidas mediante NTG. A medida que los debates legislativos avanzan, la próxima presidencia de la UE, que será decidida entre Polonia, generalmente opuesta a los transgénicos, y Dinamarca, que adopta con mayor entusiasmo las innovaciones biotecnológicas, será crucial para definir el futuro de la biotecnología en Europa. Así, mientras Europa da pasos hacia la modernización de su legislación sobre biotecnología, se encuentra más cerca que nunca de alinearse con el resto del mundo en la adopción de estas técnicas avanzadas.

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