La comunidad científica se enfrenta a un dilema cada vez más evidente: la necesidad de publicar y acceder a estudios científicos se ha convertido en una trampa financiera que está afectando a la propia esencia de la investigación. Para los investigadores, especialmente los que inician su carrera, publicar en revistas de alto impacto es esencial para ganar reconocimiento y contribuir al progreso del conocimiento. Sin embargo, el sistema de publicaciones enfrenta una crisis que beneficia a las grandes editoriales y margina a aquellos científicos con menos recursos económicos. La paradoja radica en que, a pesar de que el acceso abierto fue diseñado para democratizar el conocimiento, en realidad ha resultado en un aumento de las desigualdades en el ámbito académico y de investigación.
La llegada del modelo de acceso abierto prometía eliminar las barreras económicas asociadas a la publicación científica, pero ha revelado una trampa oculta: las tarifas por los costos de publicación son exorbitantes y solo han enriquecido a un puñado de editoriales. De acuerdo con un estudio reciente, entre 2019 y 2023, las instituciones y los investigadores invirtieron cerca de 9,000 millones de euros en tasas de publicación. A pesar de que los autores son los que realizan la mayor parte del trabajo, incluyendo la revisión de artículos, la mayoría de los ingresos generados por estas tarifas se concentran en entidades que apenas contribuyen al proceso de investigación.
Los investigadores se encuentran bajo presión constante para publicar más, y esta dinámica ha llevado a un aumento de los costos asociados con la publicación. Las instituciones deben destinar cada vez más recursos a las tarifas de acceso abierto, en lugar de invertir en investigación y en infraestructura. Los estudios muestran que la carga económica en concepto de APC ha crecido notablemente, incrementándose casi al triple en los últimos cinco años, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad del modelo en el futuro. Asimismo, el prestigio académico sigue ligado a la cantidad de publicaciones y a su citación, lo que refuerza un sistema que favorece a aquellos con más recursos financieros.
Aunque existen alternativas al modelo tradicional, como el modelo diamante –donde los artículos son publicados sin costo tanto para autores como para lectores–, su implementación se enfrentan retos significativos. El surgimiento de revistas con un prestigio suficiente para competir con las grandes editoriales requiere tiempo y esfuerzo, además de que los acuerdos actuales de read-and-publish continúan beneficiando a las editoriales más grandes. La situación actual exige un repensar sobre cómo se evalúan los méritos en la publicación científica; mientras no se cambien los parámetros que dictan el éxito académico, será difícil romper con este ciclo de dependencia y desigualdad.
A medida que la crisis del acceso abierto se profundiza, se hace evidente la necesidad de una reforma radical que garantice la transparencia en costos y la sostenibilidad del conocimiento. Gobiernos, universidades e investigadores deben colaborar en la búsqueda de soluciones equitativas que aseguren que el acceso abierto realmente beneficie a toda la comunidad científica, no solo a un selecto grupo de editoriales. La gran incógnita es cómo se logrará operar un cambio significativo en un ecosistema que, históricamente, ha privilegiado únicamente a los mejor posicionados y financiados.