Existen diferentes ciencias que potencian el conocimiento del entorno por medio de un objeto de estudio propio. La conexión con los espacios abiertos es positiva para el ser humano. De hecho, la interacción con el paisaje aporta un efecto nutritivo y terapéutico sobre el estado de ánimo: eleva el grado de bienestar personal desde un enfoque integral.
Pues bien, una de las ciencias que potencia la conexión con el entorno es la edafología. Más en concreto, se centra en el análisis del suelo y de las características que lo componen. El estudio de su composición no solo se centra en la investigación de su propia naturaleza, sino también en su relación con los elementos que se integran en el contexto.
El conocimiento del terreno mejora su conservación y mantenimiento
El conocimiento del suelo influye positivamente en su comprensión, cuidado y conservación. Es posible desarrollar las acciones adecuadas para implementar la protección de un terreno que posee unas condiciones particulares. Las condiciones de una superficie también se enmarcan en un contexto específico. Por ejemplo, las variables del clima que predomina en el entorno inciden de manera directa sobre su base. Generalmente, la observación del suelo no solo hace referencia a matices que se perciben a través de la vista como, por ejemplo, las formas, los colores o los cambios cromáticos. Sino que también se redescubre en sensaciones que conectan con el sentido del tacto como, por ejemplo, su textura.
El estudio del suelo permite descubrir qué plantas y animales viven en un entorno. Pero cada terreno es único en sí mismo, por ello, es importante conocer su naturaleza desde un ángulo holístico. Es decir, es importante aprovechar cada tipo de espacio de forma adecuada. Por tanto, el objetivo debe alinearse con las necesidades, propiedades y características del lugar. El estudio del suelo también es relevante en la construcción de un edificio. Este debe contar con la firmeza suficiente para enmarcar la obra que se va a desarrollar. Sin embargo, conviene señalar que el enfoque de la edafología se centra, principalmente, en las propiedades del suelo y en sus condiciones para ser cultivado.
Los recursos del suelo no son inagotables, sino que deben gestionarse con responsabilidad
El conocimiento astronómico invita a descubrir la inmensidad del firmamento. Mirar al cielo es una experiencia que, con frecuencia, queda en un segundo plano en un estilo de vida condicionado por la conexión a las pantallas y los dispositivos tecnológicos. Del mismo modo, pese a la importancia que tiene la conexión con el suelo en cada pisada, pasa desapercibido en numerosas ocasiones de la rutina diaria. La disciplina a la que hacemos referencia en el artículo, por el contrario, profundiza en esta cuestión.
La superficie del suelo puede utilizarse con propósitos distintos. Aunque el suelo es una fuente de riqueza, los recursos que proporciona no son ilimitados. Por ello, la protección del entorno y las acciones sostenibles favorecen su cuidado y conservación. El suelo está vinculado con las tareas realizadas en el ámbito de la agricultura o la ganadería. El uso de un terreno está condicionado por las propiedades, su conexión con el entorno y su calidad. Por este motivo, el conocimiento de la tierra aporta recursos, medios y herramientas para tomar decisiones sostenibles que influyen positivamente en la protección de cada lugar.
La edafología es una disciplina reciente que, sin embargo, tiene una gran proyección. Por ello, aporta oportunidades de desarrollo profesional a aquellos expertos que poseen una formación especializada en la materia. Los perfiles cualificados también pueden implicarse en la realización de diferentes proyectos de investigación y análisis que potencian la innovación en la sociedad.